La nueva y
más sentida obra de Nazareno Molina trata un tema urticante por donde se lo
mire: el Alzheimer. Una enfermedad que no solo maltrata al que lo padece sino
que devasta a sus familiares, quienes visitan a su ser querido como si fueran
extraños que caminan por ahí. Claro que para la puesta en escena, su director,
el mismo Molina, recurre al humor, al grotesco, absurdo y hasta humor negro
para que no sea todo un balde de agua fría de principio a fin. El dolor solo
acude al espectador cuando toma conciencia del tema tratado y en el final. Después,
durante todo el relato, la risa es la protagonista.
Nazareno Molina asume todo el protagonismo. La obra es
escrita, dirigida y protagonizada por él. Después al ver el programa, se entiende
que es una historia que vivió en primera persona y por eso se explica que es el
eje de todo y va dando los pies al resto de un elenco entusiasta. Sin nombres
conocidos, a excepción de Daniel Gallardo con mucha experiencia en televisión,
sus seis actores restantes, llevan la historia con hidalguía. Ellos son Silvia
Dell´Aquila, Miriam Schlotthauer, Julieta Bermúdez, Sandra Silveyra, Valentina
Latella Frías y Fabián Kobrin.
“Una espina
en el zapato” cuenta la historia de Modesta, una señora que a sus años, padece
Alzheimer, enfermedad que por momentos la encierra en un laberinto de
desconcierto y en otros, la lucidez hace su tarea. Están en vísperas de la cena
de Navidad, esperando las doce de la noche para brindar, y entre los
preparativos, a cargo de Nicolasa, su enfermera, consejera, ama de llaves y
mucama; van cayendo sus hermanos y sobrinos. La idea es pasar una Nochebuena en
familia. El problema se suscita cuando Modesta, apremiada por un rencor absoluto,
larga verdades en cuotas que hacen pelear a todos los presentes. Mentiras,
secretos y estafas que salen a la luz e incomodan a todos.
Histrionismo
puro de Nazareno Molina para hacer reír a toda la platea con sus gestos, dichos
y remates. En su papel de Nicolasa, es quien interactúa con todos los
personajes y deja el campo minado para que en cada participación de sus
protagonistas, todo explote por el aire. Una comedia que en el fondo lleva
mucho drama, pero que en la superficie, muestra un teatro entretenido, ideal
para despejar la cabeza ante tanta presión personal.
Por Mariano
Casas Di Nardo