La obra escrita
por Franco Rau y dirigida en conjunto con Guido Gastaldi, es una de las grandes
sorpresas del teatro para chicos de los últimos tiempos. Porque entretiene por
demás y porque deja un mensaje claro, universal y que todos los niños y padres
deberíamos seguir al pie de la letra para vivir en un mundo mucho mejor.
Mía (Sofia
Amoresano) y Tomi (Claudio Ibarra) son dos chicos preocupados por divertirse,
amantes de los cuentos de hadas de Disney, pero también interesados en los
derechos de los chicos. Éstos son, a no
ser discriminados por cuestiones físicas, a tener una familia y a la libre
expresión. Es por ello, que por arte de magia, las tres duendas mágicas que
tenía la inquieta Mía en su poder, se convierten en reales, y les proponen un
viaje por su universo, donde en cada cuento y en cada historia, se les
materializará y se les explicará uno de los derechos por los cuales pregonan. Las duendas mágicas,
algo alienadas, son encantadoras.
Muchos son
los aspectos a destacar de “Duendas mágicas”, pero sin duda, la agilidad y
atractivo de cada uno de sus cuadros y canciones, hacen que la obra se disfrute
al máximo y sin atender el paso del tiempo. El vestuario –crédito de Calandra-Hock–,
impecable en todos sus cambios, hace parecer todo una súper producción. Otro
acierto, es la utilización del reducido espacio del teatro El Porteño, el cual
convierten en gigante, debido a coreografías precisas, desarrolladas
por Ariel Pastocchi.
En las obras
infantiles, algo es claro, cuando sus protagonistas disfrutan y se emocionan al
hacerla; los chicos reciben buena vibra y la pasan bien. Y eso es lo que se vive en esos sesenta
minutos de canciones e historias. Una fiesta. Donde los chicos incorporan
mensajes positivos y los grandes asienten y disfrutan.
Muy buenas y
amigables actuaciones de Agustina Suárez (Mimí) y de Noelia Amoresano (Fifí) como
duendas, aunque es la histriónica Giuliana Olarticochea, quien como la duenda
Kikí, se gana la obra a base a su locura escénica. Sofia Amoresano y Claudio
Ibarra, convincentes en sus personajes, enaltecen la obra. El playback de sus
mismas voces, suma en espectacularidad, aunque siempre las voces en vivo, dan
otra cercanía con el público.
“Duendas
mágicas” es una entretenida y simpática obra de teatro, que revitaliza esos momentos inolvidables
que los padres disfrutan junto a sus hijos y viceversa.
Por Mariano
Casas Di Nardo
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