Muchas veces
se suele acusar al teatro infantil de subestimar al espectador por darle obras eficaces
de simple arte. Y “Pegamundos” es lo diametralmente opuesto. Un teatro de
elaboración artesanal, tanto en la escenografía, vestuario y sobre todo la
música. Con la dulzura de sus dos protagonistas, quienes al segundo ya captaron
la atención de los más niños; gracias a una armónica estética y suavidad en sus
gestos y diálogos. Tal vez se pueda discutir la metáfora del argumento, un
tanto elevada para la platea infantil, pero nada que confunda a los niños y que
devalúe una obra que se destaca por lo optimista e iluminada.
Con las
destacadas y creíbles actuaciones de María José Colonna y Valeria Zlachevsky,
es Paula Sánchez en su rol de dirección y puesta en escena, quien le da
identidad a todo. Un pueblo llamado Pegamundos, a donde llega Lucinda en busca
de algo que le falta a su mundo. Allí todos duermen la siesta menos Drumbalina,
quien la ayuda en su búsqueda. Así pasarán por la peluquería, la bicicletería, el
kiosco, el bar y la plaza; entre canciones, pasos de baile y entredichos. Y lo
que inició con el solo objetivo de una búsqueda personal, se convierte en algo
mejor para la intrépida Lucinda.
Considerado
como “un espectáculo musical para toda la familia”, la obra escrita por María José Colonna, Paula Sánchez y Valeria Zlachevsky, encuentra sus momentos más logrados cuando suenan las
canciones de Marina Baigorria, que son bien sostenidas por la vocalización y
las coreografías de sus protagonistas. Otro gran acierto es el vestuario,
mostrando la sencillez de Lucinda y lo estrambótico de Drumbalina.
“Pegamundos”
es una opción más que válida para aquellos padres que prefieran el teatro de
plaza, que vincula al actor con sus hijos de una forma más directa y
personalizada; que a esos shows entre grandilocuentes y abstractos que no
identifican a nadie. Ideal para chicos de entre cuatro y nueve años.
Por Mariano
Casas Di Nardo
@MCasasDiNardo
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