lunes, 26 de marzo de 2012

Abandonados

La juventud es una instancia difícil de transitar. Porque a lo complicado que es la vida, hay que sumarle la obligación de tener que tomar decisiones y la falta de experiencia para afrontar tales cuestiones. Pero no solo la franja de la juventud temprana o tardía cubre la obra Abandonados, sino también el inicio de la madurez de quien se encuentra sin ganas de un matrimonio, de un hijo, de un futuro o de un pasado que lo atormente. Entonces la solución es la huida. Y de esto en múltiples matices habla la obra escrita por Nicolás Yannicelli.

Un libro viscoso, que en alguno de los puntos, uno inevitablemente se refleja. Y un sinfín de vínculos que se entremezclan, algunos de forma exigida, para contar la historia de nosotros, vosotros y ellos. Sobresale de esta madeja de protagonistas, la figura de su autor, director y actor, Nicolás Yannicelli, como Juan Carlos, un padre de familia que deja su hogar para reconocer su verdadero amor.

De las diferentes historias que cuenta y entrelaza Abandonados, el sentimiento de tristeza lo impone Lucía Escobar, quien en su papel de Roxana, muestra que la vida siempre puede tener dos caras y ser las dos verdaderas; mientras que Matías Cabrera (Lucas) y Natalia Sanchez (Luisina) le dan el toque de intriga y comicidad que hace falta entre tanta tensión e incógnita.

Ordenan este batallón de siete actores protagonistas, las cabezas de Patricia Tiscornia y Nicolás Yannicelli, quienes en sus puestos de directores, configuran de forma centrifuga el progreso de la historia para que, al final de todo, uno vaya cerrando y concluyendo pensamientos. Uno desconoce las internas, pero a priori podría decirse que Tiscornia es quien decora y le da estética a los personajes y Yannicelli el peso específico y respectiva intención.

Abandonados es el resultado de las elecciones que uno hace en la vida. Sabiendo que si se elige a una persona, se desecha a otra; que si se empieza un camino, miles de otros caminos quedarán vírgenes y que si se elije estar en un lugar, otro quedará vacio. Y eso para su autor es el abandono. Sin planificarlo muchas veces, pero abandono al fin. De lo que supo ser nuestro y ya no lo es.

Por Mariano Casas Di Nardo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario