Las comparaciones de quién hace de quién en la realidad serían odiosas pero es algo que se hilvanará en la mente de cada espectador; en lo que respecta a la vida ficcional, podríamos decir que “El Ruso” Levy se enfrenta con otro peso pesado del medio, con la sabiduría de sus veinte años de televisión. Lo interesante es que en el otro rincón se encuentra el zar de los negocios. Y así, de forma desigual, se libra una intensa batalla dialéctica.
“El Ruso” Levy irrita, intranquiliza. Su cinismo escénico empapela de nervios todo su alrededor, mientras que Horacio Carreras (Eduardo Blanco), representa todo lo opuesto. La tranquilidad de tener la única palabra. Su presencia alisa el revoltoso mar que su anfitrión genera. Un volcán en erupción de un lado, una laguna intacta del otro y la productora Dina (Moro Anghileri) en su acelerada vorágine, intentando lidiar las partes.
El Reportero es lo que todo el mundo sospecha de la televisión y de los medios en general; pero de forma tal, que en el final, hasta uno retrocede en su pensamiento descreído para volver a creer en algo. No es grotesco ni sobredimensionado, pero de forma tan evidente que inquieta. Una virtud del libro escrito por Dario “Chino” Volpato y de la dirección de Héctor Díaz, que hace que sus protagonistas, luzcan con creces en sus papeles.
Actuaciones acertadas de Fabian Vena y de Eduardo Blanco para una obra entretenida, que tensiona de principio a fin, aún cuando esperamos su final. La televisión como la ven sólo sus hacedores.
Por Mariano Casas Di Nardo
Te hago una pequeña "corrección": el libro fue escrito por Chino Volpato y Diego Arandojo.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por el blog!
Víctor