domingo, 18 de marzo de 2012

El Reportero.

El Reportero es contundente. Una obra sin dobleces que deja ver sus cartas de forma limpia, aunque no su estrategia. Lo que está ahí es lo que hay y entre ellos se disipará la historia. Qué, cómo y cuándo es parte del libro, pero una tensión progresiva que acota los tiempos, incomoda al espectador, quien comprende que lo presente es una bomba de tiempo. Claro, la alienada imagen que brinda su presentador “El Ruso” Levy (Fabian Vena), es el marcapasos de lo inevitable. Él sabe todo lo que sucederá y lo digita a sus modos. Nosotros no. Él es el conductor de uno de los programas más vistos de la televisión y nosotros espectadores. Él está acostumbrado a manipular la mentira, nosotros a creer que todo es verdad.

Las comparaciones de quién hace de quién en la realidad serían odiosas pero es algo que se hilvanará en la mente de cada espectador; en lo que respecta a la vida ficcional, podríamos decir que “El Ruso” Levy se enfrenta con otro peso pesado del medio, con la sabiduría de sus veinte años de televisión. Lo interesante es que en el otro rincón se encuentra el zar de los negocios. Y así, de forma desigual, se libra una intensa batalla dialéctica.

“El Ruso” Levy irrita, intranquiliza. Su cinismo escénico empapela de nervios todo su alrededor, mientras que Horacio Carreras (Eduardo Blanco), representa todo lo opuesto. La tranquilidad de tener la única palabra. Su presencia alisa el revoltoso mar que su anfitrión genera. Un volcán en erupción de un lado, una laguna intacta del otro y la productora Dina (Moro Anghileri) en su acelerada vorágine, intentando lidiar las partes.

El Reportero es lo que todo el mundo sospecha de la televisión y de los medios en general; pero de forma tal, que en el final, hasta uno retrocede en su pensamiento descreído para volver a creer en algo. No es grotesco ni sobredimensionado, pero de forma tan evidente que inquieta. Una virtud del libro escrito por Dario “Chino” Volpato y de la dirección de Héctor Díaz, que hace que sus protagonistas, luzcan con creces en sus papeles.

Actuaciones acertadas de Fabian Vena y de Eduardo Blanco para una obra entretenida, que tensiona de principio a fin, aún cuando esperamos su final. La televisión como la ven sólo sus hacedores.

Por Mariano Casas Di Nardo

1 comentario:

  1. Te hago una pequeña "corrección": el libro fue escrito por Chino Volpato y Diego Arandojo.

    Aprovecho para felicitarte por el blog!

    Víctor

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