jueves, 19 de abril de 2012

Qué vida de m… Mujeres!

Tres mujeres, tres personalidades distintas pero que convergen en un punto, en el género femenino y sus azares. En esta historia, Sol, Paloma y Marina son tres chicas (mujeres) que cuentan las histerias que padecen por ser de su condición. Sus relaciones con el trabajo, con el sexo opuesto y con la tecnología, sobre todo con el mundo Facebook.
Sol es una bomba detonada, que luego de sus dos hijas vio cómo su cuerpo y su sex appeal se le escurrieron por sus delineadas piernas. Su autoestima serpentea por el piso y el mundo parece venirle encima cuando las cosas se le dan al revés, culpa de un azar negativo y de su poca intensión de mejorar. Por otra parte, está Paloma, quien desgastada por su trabajo en un Call Center, agrupa todos sus pesares en un mismo ringtone. Su perversa relación con su monótono trabajo, la corre de un sistema que exige belleza y predisposición mil. Y en las antípodas de las preocupaciones y de las debilidades femenina por la lupa masculina, está Marina, una astróloga que tiene un pesar fijo: Facebook. Una tecnología que se interpone entre el aura que emerge de sus cartas astrales, pero que aun así, puede más. Su descripción sobre los perfiles y muros de la red social más grande del mundo, son los puntos más altos de la obra.
Vestidas de tres colores distintos entre sí, Sol es el rojo fuego; Paloma el amarillo intrascendente y Marina el azul oscuro; estas chicas poco poderosas, muestran una faceta bien diferente, aunque interponen fuerzas en su desesperada lucha contra los hombres y el amor que nunca llega.
No es una bajada de línea al espectro masculino, tampoco es una alegoría al complicado mundo femenino; sí es la unión de tres mujeres que en el fondo se saben perdidas y que lo demuestran a cuenta gotas.
El humor rige la propuesta, la ironía condimenta cada comentario y la desidia, pavimenta un par de caminos; pero no es un libro ni devastador, menos esperanzador. Solo la última canción de Bebe, “Ella”, muestra que aún así, en la decadencia planteada, tienen ideales por los cuales sonreír. Porque aunque el mundo amoroso se les muestre borroso y se sientan solas, se tienen una a la otra.
La presencia de la infartante Brenda Fabregat, muestra que la fortuna femenina, no es cuestión de medidas 90-60-90, sino de actitud. Porque ella monologuea sus pesares a partir de su explícita belleza. Un guiño que deja en claro que, Qué vida de m… Mujeres!, no se trata de estereotipos clásicos ni de un libro obvio como “a las lindas les va bien y a las feas y neuróticas, mal”; sino de algo más convulsionado como es la unión de tantas independencias establecidas.
Completa la escena, Tomás Villarrazo, quien con su teclado, pone música y atmósfera en vivo.
Para reír, pensar, reflexionar y hacer causa común, con estas tres alienadas mujeres, que con sus estresadas psiquis, hacen lo que pueden.
Por Mariano Casas Di Nardo

No hay comentarios:

Publicar un comentario