Mamma Mia!, el musical basado en las canciones de ABBA, es un volver a la clásica y tradicional comedia musical, que utiliza la canción tanto para emocionar, alegrar y entristecer. Igual a la original que se presenta desde hace años en el país del norte y similar a la película que Meryl Streep protagonizó junto a Pierce Brosnan. Todas comparaciones estériles que se esfuman cuando las eternas canciones de ABBA se materializan en las voces de esta horda de efervescentes artistas.
El tándem que componen Marisol Otero (Donna Sheridan), Gabriela Bevacqua (su amiga Tanya) y Silvana Tomé (su otra amiga Rosie) da la fuerza ideal para que todo el resto se luzca. Gentileza que agradecen y a su vez potencian Paula Reca (Sophie Sheridan) y Luciano Bassi (Sky), para darle juventud y romance a la puesta. Completan los tres supuestos padres: German Barceló (Sam Carmichael), Mariano Muso (Bill Austin) y Diego Bros (Harry Bright), siendo este último, quien más sobresale en su papel, con pinceladas corporales que descomprimen al libro, como diciendo “esto que ven es genial y festivo, pero también puedo irme de lo serio, hacerme el loco y lucir”. Sin dudas, su inclusión es otro gran acierto.
Algo es cierto, las canciones de ABBA ya tienen consigo una fidelidad que embellece cualquier obra; la cuestión es agregarle la actuación y la puesta en escena para que brille, se neutralice o reste. Pero es el reconocido Robert McQueen quien eleva todo para que estemos hablando de otro nivel de musical. Un crédito más abajo, surge la figura de la directora residente Rocío Rodriguez Conway para alinear a todo el elenco. Claro, hay cosas inevitables de controlar y que hacen a la pulsión interna de cada actor, que hace de cada intervención de Marisol Otero, un viaje por todos los significados del diccionario del sentimiento. Su tono bajo nos abruma de nostalgia, para convertir todo rápidamente en alegría cuando ilumina su registro. Otros puntos altos de la obra son las pastillas de humor under de Silvana Tomé, para dejar en claro, que en una mansión de lujo, un clown de un barrio periférico, también puede hacer reír. Su coterránea Made In Perez Costa, Gabriela Bevacqua, pone su sensual y fuerte pisada, para cincelar un trinomio de lujo.
Un vestuario preciso, una musicalización lógica y una iluminación acertada y grandilocuente, hacen que el rompecabezas teatral se arme en los primeros segundos, para permitirnos disfrutar de más de dos horas de un musical asombroso, de la forma más distendida; de esos que quedan para siempre en la memoria de los que la vieron y en el debe de los que no la vieron. Si nuestro bolsillo nos los permite, para ver más de una vez.
Por Mariano Casas Di Nardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario