lunes, 5 de marzo de 2012

¿Qué te hecho para que me trates así?

Una vez consumada la obra, uno entiende que la virtud de Ana Luz Kallsten es inmensa. Porque además de dirigir con autoridad escénica y progresión auténtica, escribió esta maravillosa, oscura y pesada obra de teatro. ¿Qué te hecho para que me trates así? es un libro que nos obliga a entristecernos no por lo que se está viendo, sino por todo lo que pasó en la historia de estas cuatro mujeres, que en su aquí y ahora, hacen lo que pueden. Aún así, no nos interesa qué es lo que están haciendo ni cómo resuelven tal encuentro, porque lo importante, lo trascendental, ya sucedió.

Un pasado que regresa todo el tiempo en el cansancio de Salma, en el dolor de su cuerpo y en la lentitud de su andar, que aunque se haga la femme fatal, denota un deterioro mental abrumador. Registros visuales que lo explica la precisa pluma de su autora, que diálogo tras diálogo, nos va armando un rompecabezas patético de algo que no vimos pero igual sufrimos. Sufrimos al verla a Salma, también en la altanería barata de Susy, en lo grotesco de Pajarito y en la apatía de Frida.

Una casa desvencijada es el marco en el que se cuenta esta historia de mujeres que, al parecer, no tienen nada que ver una con otra. A priori, se supone una familia disfuncional, luego se navega por una laguna textual hasta llegar a la peor de las resoluciones. Ellas, de por sí, se raspan y se vinculan hasta la molestia solo por los lazos sanguíneos, para luego retroceder de forma objetiva al odio. Entre ellas hay mucho rencor. Es que en el fondo se odian.

Del cuadrilátero conformado por Salma (Ruby Gattari), Pajarito (Jesi Gonzalez Ajón), Frida (Luciana Lamoglia) y Susy (Inés Urdinez), es la primera, quien da el pie a todo para el lucimiento ajeno. Cuando ella calla o se ausenta, la obra pierde esa potencia arrolladora que la caracterizó desde el principio. Una brillante actuación –incluso en su participaciones pasivas–, que da forma al resto y enaltece el libro craneado por la joven Kallsten.

“¿Qué te hecho para que me trates así?” podría preguntar Frida; “de todo”, podría contestar Salma.

Por Mariano casas Di Nardo

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