La obra de Ana Belén Beas es la combinación perfecta entre
el teatro comercial, ese que vive de la televisión y de las caras famosas que
traccionan al público, con ese teatro de culto y casi artesanal que promueven
los talentosos Pablo Sultani, Diego Hodara, Julián Pucheta y Sabrina Artaza.
Este último grupo de artistas, está en condiciones de llevar cualquier obra a
la cima. Y "Luz Cenicienta" no es la excepción.
Versión moderna del clásico animado de Disney, “La
Cenicienta”; la obra es un soberbio musical para toda la familia. Y aquí se vuelve
a unir, el teatro infantil con algunas licencias adultas; con el teatro para
grandes, ese que siempre se destaca por su grandilocuencia. En la platea,
fácilmente puede divisarse chicos maravillados con lo visto y adultos
disfrutando de eso que fueron a ver. La platea heterogena en edades y gustos,
disfruta por igual.
Como no podía ser de otra manera, Moria Casán es la
madrastra de Lucía, nuevo nombre de Cenicienta. Sus hijas son las corrosivas
Gladys Florimonte y Divina Gloria (aunque en este caso, vimos la obra por su
reemplazo natural Mariela Passeri). Del otro lado del mal, Maximiliano Guerra
como el príncipe Manuel y en el medio, salpicada por el rencor, pero iluminada
por su futuro auspicioso, Lucía, interpretada de manera correcta por Ana Belén
Beas, actriz española que promueve este intercambio entre ambos países, ya que
la obra es una coproducción entre España y Argentina.
Muchos son los factores a destacar, entre vestuario,
escenografía e idea. Una Cenicienta moderna, sin los protocolos de los años en
que se escribió, y mixturado con la parafernalia “Stravaganza” y “Show Match”.
Cada cuadro de baile, es para enmarcar. Si Moria Casán cumple con las
expectativas, Maximiliano Guerra queda en deuda, con menos dosis de su esperado clásico
y un exigido flamenco que lo apaga. Toda la historia es hablada en ese español
que resaltan las palabras “venga tío”, “niñato”, “cojones” y “la leche” (como algo
positivo). Los momentos de peleas entre las hermanastras Olvido y Soledad, son
pasajes divertidos que hacen explotar las risas de los más chicos. Gladys
Florimonte hace de ella y cumple. Y Mariela Passeri hace de contrapeso ideal
para sus chillonas andadas.
“Luz Cenicienta” es una obra ideal para introducir a los más
pequeños en el teatro musical adulto. Una obra que toma del infantil, aspectos
para cautivar a todos. Una superproducción que no hace más que embellecer y
orgullecer a nuestra teatral Avenida Corrientes.
Por Mariano Casas Di Nardo
@MCasasDiNardo
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