Muy pocas
veces, por no decir casi nunca, los actores de espectáculos infantiles del
teatro independiente dejan todo sobre un escenario. Y muchos son los factores,
porque el escenario no tiene las dimensiones como para desgastarse, porque las
historias contadas siempre son pequeñas y porque existe una inconsciente
subestimación, de que si el niño compra la historia de una, el resto es solo
inercia. Pero en “Merlín, Arturo y la espada mágica” nada de lo escrito cuenta.
Porque su elenco deja absolutamente todo sobre el escenario. Más, ya sería
imposible. Y eso es para aplaudir de pie todos los segundos que sean
necesarios, para devolverle todo lo que hicieron por los espectadores más
pequeños, y por qué no, también por los
más grandes. Los que ya estamos curtidos de ver tantas obras como fines de
semana existen en el año.
La obra es
la reconocida historia de “La espada en la piedra”, que tan bien nos dibujó
Walt Disney, con el pobrecito de Arturo y el duelo de titanes entre Merlín y la
bruja Madame Mim. Y para esta ocasión, su autor Leandro
Montgomery, toma muchos de esos recursos para darle una revalidación. Primer
acierto, incluir a la bruja Morgana en toda la obra. Un creíble y eficiente
trabajo de Natalia Gerardi que se pone como contra figura del amigable Merlín,
una soberbia y muy activa actuación de Emiliano Ramos. Sin duda, él sostiene la
obra en todo momento, y sus
intervenciones elevan la atención de todo el público. Cuando él está en escena,
la obra sin dudas, se vuelve más grande.
Que todos se
pelean por ser el Rey, que Arturo se enamora de la Princesa Ginny, que Kay lo
único que quiere es ser un buen caballero y que Pierre hace las maldades
necesarias para que la obra intensifique su nerviosismo, son todos logros del
mismo Leandro Montgomery, quien como director, ya está dejando una huella en la
Avenida Corrientes. A priori, una fórmula fácil: bajar a tierra los geniales
cuentos para chicos y convertirlos en obras de teatro; pero que notamos su
dificultad, cuando otros intentan lo mismo y quedan a medio camino.
La obra
inicia con una muestra de teatro negro, donde se ven los trucos de magia de
Merlín y Morgana; para luego darle vida a los azares de Arturo (Damián Trotta)
y el vanidoso Kay (Santiago García). Se suman la bella Stephanie Troiano, como
la Princesa Ginny y Guido Napolitano, como el malvado y ambicioso Pierre. Todas
actuaciones correctas que hacen al todo de una obra que gusta de principio a
fin. Otro punto destacable es el vestuario, crédito de Bárbara Lloves Millán. Completan
y cierran la idea, las canciones originales de Germán Halili.
Un diez para
“Merlín, Arturo y la espada mágica”, de la mano de Leandro Montgomery, quien ya
es un icónico de la avenida que durante las tardes de sábados y domingos,
acaparan los niños ávidos de teatro.
Por Mariano
Casas Di Nardo
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