Un renovado
y cálido aplauso para el dramaturgo y director Leandro Montgomery, quien sabe
qué ofrecerle a los más chicos y divertirlos por demás. Y aunque parezca
simple, lleva consigo una gran complejidad. Sobre todo porque los más chicos no
tiene filtros. Si les gusta, están atentos; si no les gusta, comienzan a
aburrirse y a molestar. Con “Princesas zombies”, no solo entretiene sino que
logra que toda la platea infantil quiera ser parte de la obra. Mientras
Blancanieves, Rapunzel y Cenicienta hacen de las suyas, ellos anticipan el
guión, advierten y comentan con los protagonistas. Sin duda, un acierto esta
versión “terrorífica” de las heroínas de Disney.
Si bien el
espacio del teatro “Terraza Teatro Bar” del complejo La Plaza es diminuto, el minimalismo
escénico con el que cuenta su director, sirve para lograr su cometido. Todos
los espectadores desde el inicio ya entramos en la obra, por lo que metros más
o metros menos, no hacen a la cuestión. La obra es ágil, veloz y si hubiese que
medirla en rating, el minuto a minuto resultaría positivo.
La trama
inicia con Blancanieves, Rapunzel y Cenicienta convertidas en zombies por el malvado
Dr. Epidémicus (Ariel Blanco). Su objetivo es convertir a todo el mundo en
zombie, para él poder dominarlo, ya que es el único que conserva la pócima para
revertir sus efectos. El problema surge cuando aparece Elsa (la princesa que
congela todo en “Frozen”), quien aún no cayó en sus garras. Y allí comienza a
sucederse un sinfín de idas y vueltas.
Logrado
vestuario (punto para Bárbara Lloves Millán), un mínimo de iluminación pero
compleja e hipnotizante música original de Yair Hilal, para demostrar la
deformidad que destilan las princesas en su lento y patético caminar.
En plena
época donde el terror llegó a los consumidores más pequeños, con ídolo como “Plants
Vs. Zombies” y “Monster High”, esta versión Clase B de Disney, es un completo éxito.
Para ir con los más pequeños y divertirse en familia. Al final de la obra, como
ya es un clásico de nuestra cartelera infantil, los protagonistas esperan para
la foto de protocolo, que luego será facebookeada, twiteada o publicada en
Instagram. Cultura 4G.
Por Mariano
Casas Di Nardo
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