–Cuando se tienen ciertas convicciones, la muerte es lo de menos–.
Una historia oscura, de amores y contradicciones. Dos sicarios, una bella e impecable mujer y un hombre asfixiado por el rencor. Odio y deseo, promesas y muerte. Todos azares del hombre que se encierran en Antes muerto, obra escrita, dirigida y actuada por la dramaturga Moro Anghileri. Más un agregado, el agregado, la soberbia actuación de Carlos Portaluppi, quien a fuerza de su exquisita verborragia y su despliegue de gestos escénicos, brilla entre tanta oscuridad.
Ambientada en la década del ´40, con un hotel raído y sucio como escenario, la obra mixtura códigos del cine de comic antiguo con el teatro de culto. Entonces, sobre una ventana que da a las angostas calles de una ciudad abatida, puede verse un tiroteo –material fílmico– que da origen a la trama.
Irrumpe él, de correcto traje negro, pelo engominado y un arma que dará a luz en la primera situación tensa. Fatigado por la huída, ve como segundos después sale a escena la inalterable belleza de ella, de ceñido luto, quien con sus movimientos felinos deja entrever sus curvas. Con guantes que cubren sus asesinas manos y labios pintados de rojo fuego, las situaciones comienzan a suceder. Pequeños diálogos introducen al espectador en la idea original, con dos personajes que precisan todo su histrionismo actoral...
Una historia oscura, de amores y contradicciones. Dos sicarios, una bella e impecable mujer y un hombre asfixiado por el rencor. Odio y deseo, promesas y muerte. Todos azares del hombre que se encierran en Antes muerto, obra escrita, dirigida y actuada por la dramaturga Moro Anghileri. Más un agregado, el agregado, la soberbia actuación de Carlos Portaluppi, quien a fuerza de su exquisita verborragia y su despliegue de gestos escénicos, brilla entre tanta oscuridad.
Ambientada en la década del ´40, con un hotel raído y sucio como escenario, la obra mixtura códigos del cine de comic antiguo con el teatro de culto. Entonces, sobre una ventana que da a las angostas calles de una ciudad abatida, puede verse un tiroteo –material fílmico– que da origen a la trama.
Irrumpe él, de correcto traje negro, pelo engominado y un arma que dará a luz en la primera situación tensa. Fatigado por la huída, ve como segundos después sale a escena la inalterable belleza de ella, de ceñido luto, quien con sus movimientos felinos deja entrever sus curvas. Con guantes que cubren sus asesinas manos y labios pintados de rojo fuego, las situaciones comienzan a suceder. Pequeños diálogos introducen al espectador en la idea original, con dos personajes que precisan todo su histrionismo actoral...
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Por Mariano Casas Di Nardo
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