Asegura el
slogan de “Tierra de Oz ¡Viví la magia!”: “Un
musical para chicos… pensado a lo grande”. Y nunca tan cierto. Porque la
precisión de sus multitudinarias coreografías, exactas voces y la elegancia en
el vestuario, hacen que los más chicos queden hipnotizados. Y en ese armado,
mucho tiene que ver la dupla que conforman Gigi Marchegiani (idea, libro y
letras) y Sergio Lombardo (dirección y puesta en escena) para encantar desde el
inicio con un ágil cuadro, para luego sí, comenzar el famoso relato.
Cuando uno
elige ver obras como “El maravilloso mago de Oz” (escrito por Lyman Frank Baum
en el 1900) o cualquiera del inventario de los hermanos Grimm, lo importante no
es qué ver, sino cómo nos lo cuentan. Porque la historia de la pequeña que llega
a una tierra fantástica y en su periplo va sumando amigos como Espantapájaros, Hojalata
y León, ya la sabemos todos contada de mil formas. Sin embargo, con la bella,
histriónica y perfecta bailarina Laurita Fernández, todo toma otro interés y
hasta nos parece inédito.
Como
contrapartida a la niña buena de Emma (Laurita Fernández) y sus amigos Tincho
(Blas Rocco) y Fede (Matías Ferreira), se encuentra la malvada Odette,
interpretación soberbia de Giannina Giunta (inentendible el escote que presenta
para un infantil). Su voz, ya conocida por todos los amantes de los musicales,
es el tono exacto que necesita la obra para tener su efímero drama. El reparto
se completa con Anto Fittipaldi –Electra–, Sol Bardi –Selena–, Emi Fegger
–Espantapájaros–, Pepe Ochoa –Robot/Hojalata–, José Tramontinni –León–
y la misma Gigi Marchegiani como La maga de Oz. Del minucioso ensamble, se
destaca por sobre todos, Grace Quelas, de gran recorrido en musicales de gran
escala.
Volviendo a
su certero eslogan, la obra conquista a todos los presentes por igual. A los
chicos porque la historia es amigable desde el inicio y porque pocas veces
pueden ver sobre un escenario coreografías de semejante magnitud y color. Y a
los grandes y más teatreros, porque observamos que si bien no es una mega
producción, hay un claro interés por realizar un show de primer nivel. Cantar
en vivo, la elección de un vestuario distinto para cada cuadro para el cuerpo
de baile y el juego de luces; lo elevan por sobre las obras infantiles de la
temporada. El final circense, por el mero hecho de embellecer la puesta, es
otro punto más a favor de la producción en su búsqueda de un aplauso espontáneo.
“Tierra de
Oz ¡Viví la magia!” es el claro ejemplo, de que se puede utilizar la maquinaria televisiva de
su máxima figura, como es Laurita Fernández, para subir la apuesta y ofrecer
una obra de calidad. Recomendada para pasar una tarde a pura diversión bailada
y cantada.
Por Mariano
Casas Di Nardo
@MCasasDiNardo
@MCasasDiNardo
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