La compañía
de circo La Pipetuá ilusiona con su nuevo espectáculo A la obra!, una muestra
de circo, mimo y clown, donde sus cuatro protagonistas, periplos mediante,
tienen la idea de construir su propia casa. La cuestión es que no son obreros,
menos arquitectos, sino payasos. Y a partir de ahí, el objetivo primero será
difícil de cumplir, aunque la diversión y el entretenimiento estarán asegurados.
Con la
dirección del genial Osqui Guzmán, estos cuatro histriónicos personajes, tienen
muy bien definido qué hacer y qué no hacer para divertir a un público, bastante
heterogéneo de género y edad, pero que ríen y aplauden siempre al unísono. Sus
gags son precisos y hasta por momentos de relojería suiza y siempre, concluyen
con la explosión festiva de los espectadores. Ninguna pieza está librada al
azar y eso, entre tanto teatro espontáneo e improvisado, se agradece. La idea
de no subestimar nunca a un niño, ya de por sí, es para destacar.
Como ya se
mencionó, ellos son cuatro. Varreto tiene miedo a todo, Vittorio es el más
fuerte pero llora de emoción, Wilbur es dormilón y sueña con la música y Marito
Marcote le gusta mandar a todos. Algo en ellos es evidente y es la inutilidad
que tienen encima. Destrezas más que suficientes como para construir en
aproximadamente una hora, un show acertado y entretenidos para los no tan
chicos. La performance de los cuerpos iluminados con la técnica del teatro
negro, sin dudas es lo más innovador y logrado de la obra.
De la casa
nunca vemos ni un esbozo, pero de risas, aplausos, coreografías bailadas y
torpezas en su justa medida, un montón, para hacer de La Pipetuá y su show A
la obra!, una interesante propuesta para los más chicos en estas vacaciones de
invierno.
Por Mariano
Casas Di Nardo
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