martes, 26 de enero de 2010

Humordazada.

En el espectro teatral de Valeria Kamenet, al parecer, hay lugar para diez personajes, todas mujeres ellas, que hacen de la provocación, sus sellos personales. Hay que aclarar algo, la obra se llama Humordazada y pregona humor. El problema reside en que las diez veces que ella presenta a sus criaturas a lo largo de su show, uno tiene que machetear a priori todos los impactos desagradables para encontrar gracia. Y cuesta. Sobre todo cuando uno se predispone a disfrutar de la fluidez y espontaneidad que ofrece el humor bien tratado.

La puesta inicia con una novia oscura, abandonada y al borde de un trance. Su simple presencia altera, y es así como destiñe toda su simpatía. Luego le llega el turno al color, pero con un personaje que ahoga toda esperanza; una niña simpática cuyo padre doctor, trafica órganos. Un tema que hace que la cuota humorística se vuelva corrosiva. Está, existe y se expande. Roba alguna que otra sonrisa, pero hace daño. Oxida.

Tal vez sea con la docente de barrabravismo donde la actriz propone un juego ameno y divertido con el público, pero siempre al filo de la tensión, de la incomodidad. Así, enseña a sus alumnos a ser barrabravas, con todos los clichés de la profesión. Podría decirse que ahí comienza la obra de humor. Pero es con los siguientes personajes – fallidos su mayoría– que vuelve a la hostilidad, como con una embarazada que ignora su estado. Entonces en un arrebato de destreza deportiva, ella aplasta su panza contra el suelo en pos de un ejercicio aeróbico. No es humor negro, definitivamente es mal gusto.

Pero fiel a su propuesta, Valeria vuelve a mostrar que puede hacer reír, si es que se lo propone en serio, como cuando interpreta a una sensual bailantera. Ella es quien entre tanta deformidad, riega un jardín pálido, que fue secándose a medida que desfilaron sus personajes. Y hasta algunas flores crecen. Flores que pisotea su última invención, una antipática anciana que dice ser la primera bailarina del Colón. De forma intimidante, genera pánico en el foro cuando baja a interactuar cara a cara con los espectadores.

Un paso no del todo acertado el de Valeria Kamenet y sus alter egos con Humordaza. Tropezando entre el humor negro, el no humor y las malas costumbres. Siempre más cerca de la mueca por compromiso que de la carcajada espontánea.

Por Mariano Casas Di Nardo

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