viernes, 4 de diciembre de 2009

Hasta que tu muerte nos separe

Para algunas personas de este mundo, la vida no es color de rosas. Los finales no son felices y los días son un karma que tienen que sobrellevar, porque suponen que el mañana no los tratará tan mal. No son optimistas pero no se ahogan en su lodo. Tampoco tratan de salir. Se regodean en el fango y nadan. Con dificultad, claro; pero avanzan.

Son los casos de Dana y Osvaldo, quienes padecen distintas fobias, adicciones y pesares; pero aún así intentan encontrar el amor. Agorafóbica y desprolija ella, sus frustrados amores no lograron abatirla. Morboso y virgen él, su autosatisfacción no detiene su búsqueda. Y se encuentran, se inquietan pero no se convencen de ser el uno para el otro. Sus lamentables vidas dejan huecos para el amor y los dos, curiosamente saben ubicarse. Incómodos, pero se ubican al fin. No es una relación progresiva, de hecho comienzan en la meseta del desamor, pero aún así caminan (siempre al borde de la catástrofe).

Hasta que tu muerte no separe es una comedia negra que muestra irónicamente, las miserias de aquellos que no se resignan a vivir una mejor vida, aunque no tengan armas claras como para ganar la apuesta. Un libro que destiñe los clichés del amor y de la pasión que nacen de dos jóvenes entusiasmados. Sus miedos, incertidumbres y alegrías, potenciados al máximo rigor y exposición.

Fito Yanelli en su rol de director, conduce a estos seres ciclotímicamente distintos, al punto medio, en donde los manipula hasta sus mejores rendimientos. El juego de luces hace del escenario el mejor campo de acción, direccionando la atención hacia las pausas, silencios y demás condimentos narrativos.

Hasta que tu muerte nos separe en primera instancia hace reír, para luego hacernos pensar y una vez asimilada la historia, entender lo patético que puede ser el humano cuando se encuentra fuera de los cabales aceptados.

Por Mariano Casas Di Nardo

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